Se acabaran las letras y palabras de esta vitrina y no se sabrá lo que
piensa valentina. Valentina observa el viento en la palmera y siente como este peina y
despeina su cabellera. Mientras de su pensamiento me cierra
la cortina, su hiperquinética gestualidad me lo dice todo pero la palabra no lo
confirma. Me alejo de ella para mirar y
observo a valentina como flotando entre el cielo y el mar. En la altura del cielo su
hermosura en el fondo del mar el misterio de su pensar. Despierto la risa de valentina
para que viaje por mis oídos y se
encuentre con mi alegría que respira por su presencia. Encuentro en su voz melodía que sobrevivirán en la memoria de la emoción
sin nombre que definirá ese instante. Pido permiso para utilizar mi
olfato y no le encuentro flor al nombre de su aroma que me abre un mundo nuevo. Me sigo preguntando en que
estará pensando. Ella lo sabe todo cuando dice no
saber nada y a mí se me acaban los segundos que la costosa valentina regala. Entre el mal cálculo del tiempo
note el desbordar del tacto y sin olvidar el permiso fueron a nadar mis
pulpejos al erógeno del cuello, el aroma
seguía mostrándome el nuevo mundo y encontraron mis labios el vuelo hacia el
universo infinito. En la
caída del ultimo granito del reloj de arena que indicaba el adiós, este ciego vio en sus ojos el cielomar
causando el grito silencioso del sentido aclamando un hasta luego restante.
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