Desde que nuestros progenitores deciden darnos la vida ya estamos inconscientemente compitiendo si queremos vivir, nuestra alma arregla esta carrera de la vida desde que decide buscarse un físico representativo, es decir, hay probabilidades de que un fraude este presente en unas de las competencias más importante y sagradas de este planeta en la cual el hombre no tiene opción de intervenir (Aparentemente), pues solo sabemos iniciarla pero no sabemos las reglas, solo sabemos el resultado. Una vez que nacemos es posible que no seamos el hijo único o el nieto único, entonces la competencia llega a nuestra vida sin nosotros saber de ella y sin nosotros decidir si queremos estar en ella, esta competencia puede ser vista como algo positivo o como algo negativo,depende de nuestra perspectiva.
El dilema de la competencia radica en que no siempre está la justicia presente porque somos los seres humanos los encargados de hacerla cumplir, y el error es parte de la humanidad. Hay quienes dicen que en las competencias no hay justicias pero que son sanas, por ejemplo si uno observa los deportes como el fútbol o el baloncesto se puede decir que hay justicia porque están en el mismo lugar a la misma hora con las mismas condiciones junto a un árbitro que supervisa que todo este en lo legal, pero es una tarea vulnerable la de impartir la justicia para un ser humano que con un sólo error desaparece lo justo, entonces no desaparecería la justicia por el un error humano, uno de los dos equipos que ha puesto la misma cantidad de esfuerzo por ganar se iría sin méritos por un simple error humano que es inevitable, el que vive se equivoca porque así se vive y siempre el árbitro o el juez se equivocará perjudicando a gran número de jugadores y equipos porque simplemente es un ser humano, imperfecto.
Para conquistar el amor hay que competir contra otros pretendientes de esa persona que queremos, e incluso para conseguir amigos la competencia existe porque uno llega a pensar: "este me cae mejor que aquel". En lo académico, está presente un sistema competitivo y en vez de estar encargados los árbitros están los profesores. pero más lamentable es la competencia política la cual no ayuda para nada a la sociedad, ya que la mayoría de las veces, estas del lado del gobierno o estás del lado de la oposición, estas con el equipo de azul o con el equipo de rojo, manteniendo así una eterna disputa entre dos ideologías políticas opuestas.
Hay que abrir los ojos, para darse cuenta que el mundo da vueltas y que se necesita avanzar hacia nuevas rutas que se trazan basándose en el aprendizaje que nos deja el pasado, más no competir diariamente con lo ocurrido anteriormente en décadas pasadas. No creo que sea tan difícil entender que la competencia existe y que es inevitable quitarla de nuestros caminos pero para poder sacarle provecho debe estar presente la justicia que se la confiamos a los seres humanos que saben y deben controlarla. Hay muchas personas, empresas, organizaciones, países y continentes que se han dado cuenta que tienen oportunidad de influir en los encargados de impartir justicia para así ellos tener mas posibilidades de seguir al poder, y esto ocurre en competencias en la cuales participamos pero no sabemos las reglas ni tampoco los resultados.
No es por casualidad que el éxito esta en los que tienen el poder y se atreven a hacer competencias con la mayor justicia posible, porque esto les hace ver quienes son los mas capacitados para llevar ciertas ramas y quienes son los indicados para tomar ciertas decisiones que las acatan hasta los recién nacidos en esta vida. En fin, no estoy de acuerdo con las competencias pero es la realidad de la vida y el que no compite por y para vivir se jode, se estanca, se queda.
Una más del montón, la opinión y la persona que escribe.
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